miércoles, 1 de diciembre de 2010

HISTORIA DE UN ARMARIO

HISTORIA QUE YO OS CUENTO:

La escuela como modelo educativo se fundó hace mucho tiempo y esta ha ido evolucionando a lo largo del tiempo y desde mi punto de vista creo que debería hacerlo, siempre que sea para mejor.
Puede que la escuela haya cambiado, pero no creo ni que roce la idea de perfección. Todos sabemos que a nadie le hace especial ilusión la idea de escuela, ya que esto conlleva; estudio, esfuerzo y tiempo invertido, pero cambiando algunos aspectos, esto no creo que pueda desaparecer pero sí llegar a ser más llevadero. El primer cambio, al que los autores llaman de blanco a negro me parece un cambio acertado, no creo que lo que se entendía antes por escuela le diera a alguien ganas de acudir, ya que era realmente autoritario, serio y distante. El crear un ambiente amable y el ver a la autoridad como un igual a ti, cualificado, al que hay que respetar, pero que está ahí para ayudarte y enseñarte, da otra visión del tema.
Otra de las remodelaciones fue el cambio de los contenidos y el cambio de métodos, esto puede ser efectivo pero a corto plazo, ya que es normal que aunque te cuenten un tema de una manera u otra si no te interesa, llega la amenaza del bostezo.
Pero es que hay que asumirlo, la escuela esta para aprender y formarse, luego para divertirnos y estar de fiesta tenemos otros lugares. Lo que no se puede hacer es llevar la fiesta y el descontrol a las aulas, porque esa es una medida de transformación totalmente equivocada, desde mi punto de vista.
Entonces a la pregunta que hacer con el armario, yo daría una respuesta diciendo; el armario debe estar ahí por y para siempre, es algo vital que te crea la bases sobre las que luego construyes tu vida y sin estas reinaría el descontrol y los analfabetos.
Y a la pregunta que queda por cambiar, respondería; queda por cambiar mucho, el mundo esta en continúo cambio y la escuela debe estarlo también, porque siempre se puede mejorar, aunque pensemos que es inmejorable.

1 comentario:

  1. Bien. Ojito a la puntuación y a alguna tilde que siempre se te escapa.

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