Había una vez, en un lejano país, un rey y una reina que
vivían en un castillo. El rey y la reina querían tener un hijo, para que él
fuese el futuro rey de palacio, pero nació una niña. Los reyes, aunque hubiesen
tenido una niña, se alegraron mucho, pero la reina se puso muy malita cuando su
hija acababa de nacer y los médicos de aquella época no pudieron salvarla. El
rey, que la quería mucho, le prometió antes de morir que cuidaría de la niña y
que conseguiría un príncipe para el reino. La reina se fue al cielo, pero antes
le dio al rey un collar que llevaba colgado desde que era pequeña, en el que
había una figurita de un sol, otra de una luna y por último una estrella.
El rey cuidó mucho de su hija, y cuando esta se hizo mayor,
decidió buscar un heredero para el trono como le había prometido a su esposa,
la reina. Hizo que llegasen un montón de jóvenes de otros países y él fue
eligiendo a sus favoritos, sin la ayuda de su hija. Y por fin llegó el gran
día, el rey había elegido a un joven al que le había costado mucho llegar hasta
el reino, era muy guapo y estaba encantado de ser el elegido.
Cuando el rey le dio la alegre noticia a su hija, ella se
enfadó mucho, porque no quería casarse con ese joven, sino que quería casarse
cuando encontrase a su amor verdadero. La niña quería muchísimo a su padre,
pero aun así no iba a dejar que su padre eligiese por ella, entonces decidió
que antes de casarse, le tendrían que dar como regalo de boda todo lo que ella
pidiese. Entonces le pidió un vestido que fuese tan brillante como el sol, otro
tan brillante como la luna y otro tan brillante como las estrellas, pensando
que su padre no los llegaría a conseguir nunca.
Su padre, mandó a todos sus sirvientes a buscar todo lo que
necesitasen para hacer los vestidos que quería su hija y finalmente, después de
mucho tiempo los consiguió. La princesa, al ver que su padre consiguió todos los
vestidos, pidió una capa de toda clase de pieles de animales como última cosa,
para no pasar frío con los vestidos y su padre aceptó. Como el rey era el más
poderoso, nada se le resistía, así que en unos cuantos años más consiguió la
capa de toda clase de pieles. Entonces la princesa, al ver que su padre había
conseguido todo lo que ella quería, veía que se iba a tener que casar con ese
joven desconocido, por eso, decidió marcharse del reino, llevándose únicamente
la cadena de su madre, los vestidos que le había regalado su padre y su capa de
toda clase de pieles.
Pasó muchos días andando, intentando irse lejos del
reino, durmiendo en cuevas y dentro de árboles, pero un día unos jóvenes que
iban con unos perros la descubrieron y se la llevaron a palacio con el
príncipe. Una vez llegaron, decidieron que se podía quedar allí como ayudante
del cocinero, al cocinero al principio no le hizo mucha gracia pero finalmente
le cogió cariño. Al cabo de unos días, el príncipe anunció un baile para elegir
esposa, el cual iba a durar tres días y a la princesa recién llegada del otro
reino le haría mucha ilusión casarse con un príncipe como él. Ella no quería
decir su nombre para que nadie la descubriera, por eso, en palacio la llamaban
toda clase de pieles, ya que siempre llevaba su capa. Cuando llegó el día del
baile, Toda clase de pieles decidió ir sin que nadie se diese cuenta, entonces,
se puso su vestido tan brillante como el sol y después de pasar toda la noche
junto al príncipe se marchó de repente y mientras el príncipe le perseguía,
ella dejó caer su figurita con forma de sol del collar de su madre y él terminó encontrándola, quedándosela y con ganas de volver a ver a esa joven misteriosa.
Al día siguiente pasó lo mismo, Toda clase de pieles se puso esta vez su
vestido tan brillante como la luna y una vez terminó la noche, se fue sin
despedirse y arrojó al suelo su figurita con forma de luna y así hasta el
último día del baile, cuando arrojó al suelo la última figurita de su collar,
una estrella. Por ese entonces, el príncipe del reino estaba muy enamorado de
la joven misteriosa y solo tenía de ella tres figuritas, un sol, un luna y una
estrella. Entonces, llegó un día en el que Toda clase de pieles tuvo que ir a
servirle la comida al príncipe, ella siempre iba tapada, para que nadie la
reconociese, pero ese día el príncipe vio como se le calló al suelo
una cadena del cuello vacía, él la cogió y metió en ella las tres figuritas, al
ver que entraban perfectamente, supo que era ella, la joven misteriosa de la
que estaba tan enamorado. Finalmente ella se descubrió el rostro y se besaron
apasionadamente, terminaron casándose y posteriormente volvieron al reino de
Toda clase de pieles y vivieron felices junto a su padre, quien se alegró mucho
al volver a ver a su hija y ver que además ya estaba casada, con el que sería
el futuro rey de palacio.
Modificaciones del cuento:
- He cambiado el contenido del collar, para que les resultase más fácil a los niños y también para darle relación con los vestidos.
- He modificado el casamiento del padre con la hija, por el de la princesa con un príncipe de su edad.
- He omitido la descripción de los vestidos, para que el cuento no quedase muy largo.
- He cambiado la forma en la que se da cuenta el príncipe, de que ella es la joven del baile, para que concordase más con mi historia.
- He cambiado parte del final para que terminen siendo igual de felices, pero al lado del padre de ella.
Perfecto.
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